[dropcap color=”#336600″ font=”arial” fontsize=”50″]T[/dropcap]omonori Watanabe y Svetlana Margolina son liquidadores de Fukushima y Chernóbil, respectivamente. Liquidadores es el nombre con el cual se conoce a los bomberos, obreros y voluntarios que se ocupan de minimizar los riesgos de los accidentes nucleares. En el marco de la Semana de Acción Europea Por un Futuro Sin Chernóbil ni Fukushima, la Associació de Collbató per la Solidaritat organizó una conferencia en la cual los dos liquidadores explicaron su experiencia de primera mano en este municipio del Baix Llobregat.
Tomonori, ¿cuál es tu experiencia personal del accidente de Fukushima?
El 11 de marzo nos llegó la noticia del terremoto y empezamos a ver en la televisión imágenes devastadoras, muy crueles, que no habíamos visto nunca. Unos días después, empecé a escuchar palabras muy técnicas que nunca había oído, como ciber, que es la unidad de medida de radiación recibida, y otras muchas palabras que no conocía.
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Yo vivía con mi hermana pequeña y su hijo y los días posteriores al tsunami estábamos los dos muy preocupados. Siempre estábamos dentro de casa, pero a los niños les gusta salir a jugar y recuerdo que mi hermana todo el rato estaba regañando a mi sobrino para que no saliera fuera. Ya se sabe que a los niños los gusta jugar con la tierra, toca los árboles, los insectos, etc.; pero nos decían que todo esto acumulaba radiación y, lógicamente, estábamos muy preocupados.
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¿Cuál ha sido el papel del Gobierno de Japón tras el accidente nuclear?
Creo que el Gobierno de Japón no tiene ninguna intención de proteger las vidas de los ciudadanos de Fukushima, únicamente están centrados en mejorar la economía.
Casi la midat de la población de Fukushima, aproximadamente un millón de personas, deberían ser evacuadas, y en cambio continúan viviendo en territorio contaminado. Si el Gobierno quiere proteger la vida de los ciudadanos, lo que debería hacer es evacuarlos.
Por otro lado, bajo la iniciativa del Gobierno japonés, se han iniciado actividades de limpieza, desenterrando con exacavadores, cortando árboles, etc. El Gobierno dice que está haciendo esto por la recuperación de Fukushima, pero lo que está haciendo en realidad es promocionar el negocio de la limpieza de la radiación.
Nos dicen, como excusa, que como se están haciendo tareas de limpieza, la evacuación no es necesaria. Pero la limpieza no sirve para nada. De hecho, distintos expertos voluntarios han confirmado que estas acciones de limpieza no sirven para proteger a la ciudadanía.
Lo que más me preocupa es que sabemos que el problema no ha acabado, no se ha solucionado nada desde el accidente. Todavía está saliendo radiación de las plantas nucleares de Fukushima.
Y, entonces, ¿quiénes son los beneficiarios? Pues da la casualidad que las empresas que venden las máquinas excavadoras están muy conectadas con TEPCO y con las empresas que construyeron las plantas nucleares. Personalmente, creo que el Gobierno de Japón está creando una nueva estructura con las empresas de limpieza, para compensarlas por la riqueza que antes tenían gracias a las plantas nucleares pero que, desde el accidente, ya no tienen.
Svetlana, ¿cuál fue el papel del Gobierno cuando sucedió el accidente de Chernóbil?
En aquel momento Gorbachov estaba en el poder, era muy amigo de Alemania, y creo que por este motivo se intentó esconder la realidad de lo que había sucedido.
Cuatro días después del accidente era 1 de mayo, una fecha que se celebraba mucho en la Unión Soviética. Y en todas las ciudades las familias salieron a celebrar el 1 de mayo sin saber qué estaba pasando. En algunas ciudades, a 50 o 60 km del reactor, la gente estaba de celebración en la calle y se sorprendía de ver a los dirigentes, que estaban en la tribuna, con gabardinas y con una especie de sombreros extraños. Nadie entendía por qué iban vestidos de aquella manera, puesto que ellos llevaban vestidos folclóricos, sin mangas, y en cambio los dirigentes iban protegidos.
¿Cuál es la problemática que hay con la comida en Bielorrusia?
Todavía hoy nuestra leche está contaminada, las vacas están enfermas. La leche de más buena calidad se envía a Moscú o a Ucrania, porque así se obtienen divisas para el país.
Y la que es de mala calidad, la leche contaminada, es la que se queda en nuestro país, la que bebemos nosotros.
Coordinas una iniciativa que une a testimonios de distintos liquidadores, ¿hay algún caso que te haya afectado especialmente?
Cada uno de los liquidadores tiene su historia y todas son importantes. Recuerdo, sin embargo, el caso de una chica que, después del accidente, con 12 años, fue enviada a una ciudad contaminada a hacer el recuento de los inventarios de las existencias en los supermercados. Poco después, decidieron arrasar la ciudad y todo lo que allí había. Esta chica, pasado el tiempo, ha tenido dos hijos y todo parecía que iba bien, que tenían una salud aceptable, pero, después vimos que no era así: a su hija le vino la menstruación a los 8 años y se le ha detectado diabetes y otras alteraciones de la salud.
¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir, participando en este tipo de conferencias?
Quiero ayudar, sobre todo, nuestros niños y niñas, a nuestro país, a superar las consecuencias de tan grave accidente, y agradecer que si no hubiera sido por la ayuda de Occidente nuestro país no hubiera podido salir adelante.
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