Lluís Martínez Sistach ha recalcado que se deben prever las consecuencias que podría tener la instalación del macrocomplejo de juego en Catalunya
[dropcap color=”#336600″ font=”arial” fontsize=”40″]E[/dropcap]n una entrevista en COM Radio, Sistach ha hablado del proyecto Eurovegas. Después de que el abad de Montserrat se opusiera firmemente al proyecto, el cardenal ha recordado que “el dinero no lo es todo, es necesario, pero se deben sopesar las consecuencias”.
No ha querido oponerse directamente, porque no tiene todos los datos, pero ha pedido que se analicen las consecuencias que puede tener el juego en determinadas personas y familias, “las incidencias, las limitaciones, las condiciones y los frutos económicos”.
Hace falta recordar que ya son varias las personalidades pertenecientes a la iglesia católica que han mostrado su rechazo a Eurovegas, o como mínimo que han mostrado reticencias ante la posible llegada de este proyecto a Catalunya.
Una de las primeras voces que se levantó de manera rotunda contra la construcción del macrocomplejo, fue la del Obispo de Sant Feliu de Llobregat. Agustí Cortés, expresó en un escrito “de cariz moral” su rechazo a un negocio que, afirmaba, determina “un mundo, un estilo de vida, que podemos calificar de ‘degradante’ para la persona humana”. Cortés, además, se sumó a las voces que advierten que el macrocomplejo rompería el equilibrio entre ciudades, zonas naturales y espacios agrícolas del Delta del Llobregat. “Si esta iniciativa llegara al Baix Llobregat se produciría una herida irreparable en este territorio”, explicaba el comunicado.
Posteriormente, el obispo de Montserrat se posicionaba también contra Eurovegas de manera pública. El padre Josep Maria Soler, consideraba que Eurovegas “implicaría un precio humano al cual no se puede superponer ningún hipotético beneficio económico” y se preguntaba “¿Queremos que Catalunya sea un centro mundial del juego? ¿A qué precio? ¿La posible creación de unos puestos de trabajo, asegura la transparencia ética de todo lo que implicaría? Y, sobretodo, ¿conviene favorecer y promover realidades que, por desgracia, ya existen en nuestro entorno y de las cuales sabemos los peligros que conllevan?”