Para el Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (GESOP), los datos de la encuesta indican un elevado grado de desconfianza acerca del impacto de la posible instalación del macrocomplejo en Catalunya
[dropcap color=”#336600″ font=”arial”]L[/dropcap]a empresa especializada en el ámbito de la investigación social, preguntó a una muestra de todo el país cual era su opinión sobre la posible ubicación de Eurovegas en Catalunya. En términos generales, los datos indican un elevado grado de desconfianza ante este proyecto.
Pese a que algunas personas ven un posible impacto económico positivo, la mayoría duda de que pueda contribuir a la revitalización económica del país. Por el contrario, la mayoría cree que no daría mejor imagen al país y que atentaría contra el territorio y el medio ambiente. Además, una amplia mayoría piensa que responde a un modelo de economía especulativa y sobre todo, que no representa el modelo productivo y económico de nuestro país (66,9%).
Entrando en las diferentes cuestiones que planteaba la encuesta, el 75% de personas entrevistadas considera que Eurovegas representa un modelo de economía especulativa, el 62% considera que Eurovegas no contribuiría a que Catalunya saliera de la crisis, el 54, 3% opina que el macrocomplejo no daría una buena imagen de Catalunya, y el 61, 8% cree que la construcción de este proyecto no sería respetuosa con el territorio y el medio ambiente.
El 47,4% de las personas encuestadas consideran que Eurovegas No es una buena apuesta de futuro, delante de un 43,7% que opina que Sí.
No obtante, el 48,3% considera que Eurovegas podría revitalizar la economía catalana, y el 46,5% opina que podría crear puestos de trabajo estables y de calidad. Casi empatada ha quedado la respuesta a la pregunta sobre si Eurovegas atraería a turismo de calidad (un 45,3% cree que Sí en frente a un 44,7% que opina que No).
La distribución tiene sus principales variaciones según la ideología de las personas entrevistadas y también según territorio. Por una parte, las personas votantes o simpatizantes de PP y CIU, son las más partidarias (o las que muestran menos reticencias) mientras que las personas del entorno de ERC e ICV son las más críticas. Por territorio, cuanto más cerca más rechazo. Es decir, el Baix Llobregat, la ciudad de Barcelona y su entorno metropolitano, se muestran más en contra que al resto del país.